Tuesday, May 10, 2011

¿Son superiores los bienes públicos?

Hace unas semanas The Economist publicó un artículo ("Taming Leviathan") en el que muestra cómo el gasto de gobierno ha crecido en los últimos años (desde 1870). En el mismo periodo el ingreso per cápita se ha multiplicado. ¿Un mayor gobierno causa un mayor ingreso? ¿O un mayor ingreso causa un mayor gobierno (como % del PIB)?


La nota completa está en:
http://www.economist.com/node/18359896?story_id=18359896&fsrc=nlw|hig|17-03-2011|editors_highlights

Tuesday, April 5, 2011

"Sex ratios" en la India

El porcentaje de niñas entre los niños más pequeños (0 a 6 años de edad) se ha reducido en los últimos años, según el más reciente censo. ¿Abortos selectivos?


Nota original:

Sunday, March 27, 2011

Las décadas perdidas

Hace unas semanas el secretario de Hacienda fue el blanco de críticas por hablar del ingreso promedio en México y de para qué alcanza. Más allá de lo que puede comprar una familia con $6,000 al mes, lo que dijeron el funcionario y sus críticos se limitó al nivel del ingreso. Nadie se centró en el crecimiento de ese ingreso.

Aún si lo que gana una persona es bajo hoy, para las familias es alentador saber que irá creciendo y que las cosas van a estar mejor en unos años. Saber que los hijos van a estar en una mejor posición, con salarios que alcancen para más, puede ser suficiente para que los padres continúen trabajando duro, con optimismo y esperanza. No sólo nos importa qué tan mal o bien estamos hoy, sino también si vamos moviéndonos en la dirección que queremos o no.

Si yo le dijera a usted que la semana pasada estuve en un país donde el salario está al mismo nivel en términos reales que a finales de los años sesenta, usted probablemente pensaría que estuve en África. Quizás supondría que me dí una vuelta por un país que por haber tenido guerras civiles, sequías y epidemias no ha crecido. No es así. Estuve en México. En nuestro país los salarios están al mismo nivel que hace 40 años.

No es común que una noticia sobre la historia de nuestra economía nos sacuda. Las cifras sobre los ingresos y los salarios de hace décadas típicamente sólo obtienen la atención de los historiadores. Lo que aquí voy a contarle es la historia que cuentan los datos—que por cierto son públicos y replicables.

La labor de los economistas es revisar cifras agregadas para saber si vamos bien o mal. Esos datos agregados se agrupan bajo el nombre de “cuentas nacionales”. Los economistas las estudian desde los primeros semestres de la carrera. El Producto Interno Bruto (PIB) se vuelve el pan de todos los días. El término “per cápita” también. El PIB per cápita es una medida del ingreso de las personas en la economía, de qué tan bien o mal van las cosas: es el ingreso de todos divido entre el total de personas.

También hay otras medidas del ingreso como el PIB por trabajador y el salario promedio. En economías como la mexicana, que han experimentado un cambio poblacional enorme en las últimas décadas, estas medidas alternativas son muy útiles. No son redundantes.

Si una población pasa de tener muchos niños por cada adulto a tener pocos niños por cada adulto—como ha sido el caso de México—el PIB per capita sube. El ingreso de los adultos dividido entre toda la población se incrementa, a pesar de que cada adulto siga teniendo el mismo ingreso.

Si una mayor proporción de las mujeres trabaja—como también ha sido el caso en los últimos años en México—el PIB per cápita sube, a pesar de que el ingreso de cada trabajador no haya cambiado. En otras palabras, si una fracción de las mujeres pasa de trabajar en actividades del hogar a trabajar fuera de casa, el PIB per cápita se incrementa.

En México hemos experimentado un cambio de más a menos niños como porcentaje de la población, y también de menos a más mujeres en la fuerza laboral. Entre 1970 y 2005 la población menor a 15 años de edad pasó de 46% a 31% de la población total. En 1970 por cada diez hombres económicamente activos había sólo dos mujeres económicamente activas. En 2005 esa misma cifra había alcanzado seis mujeres por cada diez hombres.

Esas dos tendencias han hecho que el PIB per cápita crezca, pero no por ganancias en productividad. Simplemente ha crecido porque más gente trabaja como porcentaje del total.

Para tomar en cuenta los cambios en la población y la fuerza laboral (menos niños como porcentaje de la población y más mujeres trabajando), los economistas usan el PIB por trabajador. El ingreso de la economía se divide entre el número de trabajadores. Esta medida sirve como una aproximación de la productividad. Nos dice cuánto produce en promedio cada trabajador.

Otra medida de la productividad es el salario promedio. Esta medida nos dice cuánto se lleva a casa un trabajador en promedio. A diferencia del PIB por trabajador, el salario promedio deja a un lado las utilidades de las empresas. Sólo considera lo que los trabajadores reciben.

Como en el caso de los $6,000, normalmente vemos y escuchamos que los políticos y los analistas hablan del PIB per cápita. Pocas veces escuchamos lo que ha pasado con las otras medidas. La gráfica muestra que las diferencias entre PIB per capita, PIB por trabajador y salario promedio no son triviales. Las medidas alternativas cuentan una historia dura.


En la gráfica, las medidas de ingreso están ajustadas por inflación y expresadas como un índice que es 100 en 1981. Con el PIB per cápita la historia es que hemos progresado, y que salvo por la “década perdida” y el “tequilazo” vamos por buen camino.

El PIB por trabajador cuenta una historia menos optimista: no nos hemos recuperado del golpe de la década de los ochenta. No se perdió una década sino dos o tres. El PIB por trabajador en 2003 estaba al nivel de principios de los setenta.

La historia que cuenta el salario promedio es todavía más dramática. En 2004 estaba al mismo nivel de 1984 y de 1969. Y gracias a la crisis de 2009, el crecimiento en el ingreso promedio ha sido nulo en la segunda mitad de la década que acaba de terminar.

El PIB per cápita ha crecido en los últimos 40 años. Pero ese crecimiento no significa que los trabajadores estén llevándose a casa más que antes. El PIB per cápita ha crecido porque en cada hogar más gente trabaja. Y por ese trabajo ganan lo mismo que hace cuatro décadas.

Hoy el salario promedio y el PIB por trabajador están en niveles similares a los de finales de los sesenta. Con todos los “bemoles” que las cuentas nacionales tienen, lo que muestran es que la productividad y el ingreso de los trabajadores en la época de Lady Gaga está al mismo nivel en que estaban cuando salió el álbum Abbey Road de los Beatles—el de la famosísima foto cruzando el paso peatonal.

Esta es la dramática historia de nuestra economía. Es una historia de décadas perdidas. Si cada vez hay más y mejor tecnología, la pregunta inevitable es ¿por qué no se han reflejado en una mayor productividad y un mayor salario? No es una pregunta fácil de contestar. Pero al menos debe ponerse sobre la mesa.

Quienes se dedican a estudiar los determinantes de la productividad tienen mucho por explicar. También quienes han defendido políticas públicas que se suponía iban a incrementarla.

Thursday, March 24, 2011

Índice de oportunidad económica de las mujeres

The Economist Intelligence Unit hizo un análisis muy interesante sobre las oportunidades económicas de las mujeres comparando más de 100 países y lo presentaron en enero de este año. Échale un ojo a los resultados en el video:

Tuesday, March 22, 2011

La mejor gráfica estadística jamás dibujada

El poder de las imágenes para transmitir muchísima información en muy poco espacio tiene su mejor ejemplo en el trabajo de Charles Minard. La gráfica de abajo presenta el resultado desastroso de la campaña de Napoleón en Rusia en 1812. La imagen muestra el tamaño del ejército como el ancho de la línea de ida y regreso, con la temperatura en el regreso en la línea en la parte inferior.


Una versión de alta calidad de la gráfica está aquí:

http://en.wikipedia.org/wiki/Charles_Joseph_Minard

Wednesday, March 16, 2011

Brecha entre géneros: ¿qué pasa en la educación?

Los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (2005-2010) muestran algo muy interesante. La diferencia en los salarios de los docentes hombres y mujeres varía según el porcentaje en cada nivel que son hombres o mujeres. En preescolar, 95% de los docentes son mujeres y ganan 3% más que los hombres. En preparatoria y universidad, las mujeres son menos de la mitad y ganan 10% menos que los hombres.

Monday, March 14, 2011